sábado, 16 de abril de 2016

Vivir en la Luna



Vivir en la luna 
© David Gómez Salas, el Jaguar
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Este año el día del niño será en cuarto menguante, luna risueña, que tanto me gusta. ¿Quien de niño no comió pastel, alguna vez, sentado en la sonrisa de la luna?
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Los niños juegan felices en los mares de la luna. Nadan en el Mar de Lluvias, pedalean en el Mar de Nubes y  corren en el Mar de Crisis. Los niños presumidos van al cañón del eco y gritan muchos halagos y ¡Que fortuna! escuchan sus alabanzas en los cuernos de la luna; los más comelones preparan y comen enormes tortas de queso y no tienen sobrepeso; para los niños gritones ruidosos hay chiclosos, dulces de leche pegajosos, que se adhieren en los dientes, suavizan los gritos y saben deliciosos. Es un paraíso fascinante de dulces, golosinas y queso.
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En la luna se pueden dar grandes saltos pues hay poca gravedad; se tiene menos peso para soñar, volar, correr, cantar y jugar sin detenerse jamás. 
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¡Oh! que blanco, sabroso y  bonito lugar, lleno de cráteres y dunas;  área bella como ninguna  provoca que muchas personas divaguen y vivan en la luna.   








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