sábado, 11 de junio de 2016

Sabios vecinos

Sabios vecinos
 © David Gómez Salas
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Cerca de mi casa viven dos loros alborozados;
escucho sus voces inacabables todo el día.
Cantan, ríen, silban y llaman a Dulce María.
Imagino, que de ella están enamorados.
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Oírlos me causa gozo, paz y bonanza
a veces no entiendo lo que gritan, no afecta.
Lo que disfruto es su actitud en la vida,
poseen una alegría sencilla y honesta.
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Estos loros muestran que para ser felices
no se requieren fanatismos
religiones, inmolaciones, ni narcisismos.
Es suficiente ser uno mismo.

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