Autor David Gómez Salas, el Jaguar
Después de vivir en la costa,
de amar los enormes ríos
y la exuberantes selvas,
me mudé a vivir al desierto.
Concluí que la naturaleza
no necesita atavíos,
disfraces, ni entuertos.
Es fascinante diversa.
Un ejemplo: las mujeres.
Ellas son en mi vida,
lo que las lluvias para la tierra.
Sustento de mi existencia
al que mi alma se aferra.
Todas, como los ríos.
Negras, mulatas y rubias.
Morenas, trigueñas y rojas.
Mi corazón derrubian.
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